Recibir la noticia de un diagnostico de LMC afecta a cada uno de una manera diferente, desde sentirse abrumado hasta en shock o paralizado, ya que por lo general nunca se espera una noticia así. Es bastante probable que en los primeros momentos el paciente no sea capaz de asimilar ningún tipo de información, pero eso no debe causar preocupación, ya que habrá muchas ocasiones para resolver todas las dudas.
Algunas veces se tendrá la sensación de tener todos los sentimientos bajo control y en otras ocasiones las emociones pueden pillar por sorpresa. También es muy común sentir miedo, ira y frustración, tanto en el momento del diagnóstico como después.
Conocer más datos sobre la LMC, sobre las opciones de tratamiento y sobre como será la vida después de un tratamiento contra LMC puede ayudar a luchar contra algunas de esas sensaciones. Los familiares y amigos puede que también tengan los mismos sentimientos, por lo que es siempre muy recomendable hablar abiertamente con ellos.
Algunos pacientes pueden experimentar depresión y ansiedad en algunas etapas de la enfermedad. Aunque en ocasiones se sientan optimistas, es posible que sobrevengan momentos de desánimo. Todo ello puede provocar dificultades para conciliar el sueño, irritabilidad o perdida de interés en realizar cualquier actividad.
Es muy importante reconocer todos estos síntomas y comunicárselos al médico. Las complicaciones psicológicas tienen tratamiento y el médico debe saber todo lo que le ocurre al paciente para poder establecer la solución adecuada.
El apoyo emocional es muy importante a la hora de ayudar a los pacientes con LMC. Es fácil que tanto los pacientes como los miembros de la familia se lleguen a sentir aislados. La intensidad de las sensaciones puede hacer dificil el diálogo sobre las preocupaciones y miedos. Hablar con alguien que entienda por lo que se está pasando puede ayudar a eliminar esa sensación de aislamiento o soledad. El hecho de compartir experiencias similares refuerza la moral y resuelve las dudas o cuestiones prácticas que solo conocen aquellas personas que han pasado por la misma situación por lo que las Asociaciones de pacientes y profesionales como psicooncólogos o trabajadores sociales pueden ofrecer apoyo y ayudar a las normalización de la vida con la enfermedad.
En definitiva, conocer en todo momento el estado de salud y el tratamiento que se debe recibir ayuda, de manera natural, a aceptar la enfermedad y a realizar todos los esfuerzos para superarla, con empeño y decisión; factores muy importantes para una evolución favorable. Todo ello permite normalizar la nueva situación e incorporarla a la vida cotidiana.